SOPNIA llama a trabajar en los factores protectores de las conductas suicidas en adolescentes

Cerca del 20% de los suicidios en Chile corresponden a adolescentes, siendo ésta, además, la segunda causa de muerte en personas entre 15 y 29 años. Quienes llegan a realizar esta conducta son adolescentes que no necesariamente tienen una enfermedad psiquiátrica, pero que sí tienen algún grado de afectación en su salud mental.

El psiquiatra infantojuvenil y vicepresidente de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA), Alfonso Correa, explica que “estas conductas no son necesariamente inherentes a una enfermedad psiquiátrica, puede o no haber una depresión y la persona, por un momento de desesperación, de agotamiento o de una grave carencia de la red de apoyo, puede llegar a cometer la conducta suicida”.

El especialista explica que las personas con conductas suicidas presentan una gran ambivalencia entre el deseo de ser rescatado y el deseo real de morir. “Las conductas autoagresivas, si bien muchas de ellas no son con ideación suicida, igual involucran un querer hacerse daño o no poder controlar ese impulso, con una intencionalidad que puede ser de desahogo, ante el agotamiento o la desesperación. En ambos casos lo que subyace a estas conductas es una gran variedad de elementos relacionados con la baja autoestima, la impulsividad y la escasa validación del medio ambiente hacia sí mismos, que involucra un menor nivel de apego a la vida o un daño en su salud mental”, indica.

Agrega que “la conducta suicida no es necesariamente querer morir. Más bien, está asociado a querer estar mejor, con una necesidad consciente o subconsciente de vivir mejor. Por tanto, generalmente es parte de un momento de desesperación, de falta de apoyo y de no ver salida”.

Estas conductas están influidas por factores como la falta de valoración de sí mismos, el sentirse poco validado por otros o poco “vistos” y la sensación de no poder cambiar lo que están viviendo. “Estos jóvenes perciben una alteración grave del entorno, carente de empatía o con falta en la posibilidad de apoyo. Es frecuente la dificultad para identificar sus propias emociones y para expresarlas apropiadamente, ya sea porque no lo ha desarrollado o porque en un momento particular no tiene las herramientas adecuadas para expresar lo mal que se siente”, explica el vicepresidente de SOPNIA.

Prevención

Según el psiquiatra, las conductas suicidas se pueden prevenir: “Es tarea de todos, tanto a nivel individual, familiar y social. Hay que potenciar una sana autoestima, que la persona se valore y se valide a sí misma; que sea respetada y aceptada con sus características, tiene que haber un trabajo en el control de impulsos y educar en la habilidad en resolución de problemas, fomentar la comunicación asertiva y no evitar conflictos”.

El vicepresidente de SOPNIA indica, además, que en la prevención de la conducta suicida todos podemos aportar: evitando la discriminación, el bullying y la violencia al interior de la familia. En este sentido, agrega que es fundamental tratar adecuadamente la depresión, el consumo de drogas y el acompañamiento a la familia y amigos de la persona que ha tenido una conducta suicida.

Por otra parte, el especialista indica que es muy relevante que los adultos tomen en serio y acojan las señales que dan los adolescentes. “Hay que tener una actitud de escucha, de apoyo y ver qué es lo que hay detrás de lo que está diciendo un adolescente. Hay que entender que quienes tienen conductas suicidas tienen un sufrimiento, un sentimiento de no valoración y falta de herramientas y el apoyo necesario”.

Agrega que “es necesario ayudar a dar forma a la emoción. Para eso tiene que haber una instancia de escucha, de diálogo. No cuestionar por qué hiciste esto, sino que dar tiempo al adolescente, validando sus emociones, con preguntas como quieres contarme algo másveo que te sientes muy malqué otras cosas te dan rabiaqué te desesperaqué puedo hacer yo para ayudarte”.

Un sistema para trabajar las emociones

Para el especialista de SOPNIA, la prevención de las conductas suicidas de los adolescentes no es exclusiva de los sistemas de salud mental, sino que debe ser una responsabilidad de todos, y especialmente de las políticas públicas.

“Hay que hacer una valoración de la vida, a la dignidad y al respeto del otro. Es necesario un aporte desde los establecimientos educacionales, el apoyo a las familias desde el sistema de salud y contar con políticas públicas que estén orientadas a que los padres de estos adolescentes se sientan con el suficiente soporte y que tengan las herramientas para saber educar a sus hijos, en un ambiente sano de comunicación, de valoración, de resolución de problemas, de afrontamiento de conflictos y de validación del otro, entre otros”, explica el doctor Correa.

El presente reportaje apareció en los siguientes medios:

1.- El Rancaguino

2.- La Voz del Norte

3.- Primera fuente

4.-  Hora de noticias

5.- País Lobo

 

 

Hospital de Puerto Montt colabora en importante diagnóstico genético de familia de la región de Los Lagos.

El Dr. Felipe Méndez, jefe del Servicio de Neurología infantil del hospital y presidente de SOPNIA es parte del equipo médico que llevó adelante el diagnóstico.

Como un hallazgo importante para la comunidad médica internacional se realizó en el Hospital Puerto Montt, en colaboración con el Hospital San Borja Arriarán y genetistas de Japón. Se trata de la confirmación de un nuevo gen implicado en un grupo de enfermedades neurológicas infrecuentes denominadas Paraparesias Espásticas Hereditarias cuyo síntoma principal es una debilidad progresiva de las extremidades inferiores con signos espásticos (aumento del tono muscular), hallazgo publicado en la prestigiosa revista médica Clinical Genetics

El Dr. Sebastián Silva del Servicio de Neurología infantil de HPM y segundo autor del reporte nos explica: » este es un grupo de enfermedades neurológicas infrecuentes cuyo origen es genético. Se conocen más de 80 genes implicados, sin embargo, aún hay pacientes con el diagnóstico clínico de esta enfermedad, pero sin un diagnóstico genético reconocido, con análisis genéticos disponibles que actualmente no muestran alteraciones».

Los pacientes son dos hermanos de la X Región con un primer estudio genético que no mostró alteraciones en los genes conocidos para la enfermedad. Esto motivó la solicitud de un segundo análisis genético más completo y detallado para encontrar el diagnóstico. Este se llevó a cabo en la Yokohama City University y en el National Center for Global Health and Medicine de Tokio, ambas instituciones de Japón.

El resultado de este segundo examen – continúa el Dr. Silva – mostró una alteración en un gen novel, aún no descrito. Para validarlo como causante de la enfermedad se continuó con un largo proceso de estudios adicionales de laboratorio». Durante este proceso, el 20 de agosto del presente año, médicos de Francia, Sudán y otros países reportaron en un trabajo colaborativo 4 pacientes provenientes de 2 familias sudaníes con la enfermedad y alteración en el mismo gen novel en sospecha, aportando evidencia de laboratorio que lo sustentan como gen causante de la condición. Este reporte permitió confirmar definitivamente el gen ABHD16A como el causante de la enfermedad en la familia chilena.

El Dr. Felipe Méndez, jefe del Servicio de Neurología infantil de HPM y actual presidente de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría infantil de Chile nos comenta: «estamos muy contentos de haber ayudado a esta familia de nuestra Región a conocer el diagnóstico genético de sus hijos, ofreciéndoles sin costo un examen genético de alta calidad y precisión, y además de aportar desde el Hospital de Puerto Montt al conocimiento médico mundial con este hallazgo.

Agrega, “creemos importante comunicar estos resultados con la comunidad médica internacional ya que es la única forma que estas enfermedades infrecuentes se conozcan, se logren diagnosticar y se puedan desarrollar terapias específicas».

Desde marzo del presente año 2022 esta nueva condición genética fue ingresada en las bases de datos genéticos OMIM, de consulta médica a nivel mundial, bajo el nombre SPG86 o paraparesia espástica número 86, incluyendo la publicación científica realizada por médico del HPM.

 

Sociedad de Psiquiatría de la Infancia propuso un "trabajo intersectorial" para afrontar la violencia escolar

No vamos a superar esta crisis sólo con programas temporales», dijo el director Pablo Espoz, aludiendo a la inversión en infraestructura y salud mental anunciada por el Mineduc. El profesional planteó que se debe trabajar con la comunidad en su totalidad y realizar intervenciones en los agresores, víctimas y espectadores del bullying.

Esta noticia fue originalmente publicada en el portal de radio Cooperativa.

La Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia (Sopnia) destacó como «positiva» la inversión anunciada hace unas semanas por el Ministerio de Educación para solucionar los problemas de infraestructura y promover un programa que aborde la salud mental de los estudiantes, pero planteó que no es suficiente pues el fenómeno de violencia que se ha visto en el retorno a las clases presenciales requiere también intervenciones directas en los alumnos, tanto agresores, víctimas y espectadores.

El psiquiatra infantojuvenil Pablo Espoz, director de la sociedad científica, diagnosticó que «el prolongado cierre de escuelas no sólo produjo un rezago en los aprendizajes formales de matemática, lenguaje o artes, sino que también en todos los otros aprendizajes que proporcionan los establecimientos educacionales como son la convivencia, aprender a trabajar con personas ‘diferentes’, el manejo de las emociones, entre otros».

«Esto se suma a los problemas que debieron enfrentar las familias en estos años: económicos, de estrés por estar encerrados todos juntos, y miles de familias, además, enfrentaron la pérdida de un ser querido y no han hecho un debido trabajo de duelo. Todo esto es un coctel perfecto para lo que estamos viendo hoy», complementó.

En este marco, consideró que el plan de inversión del Mineduc «es insuficiente», ya que «no vamos a superar esta crisis sólo con programas temporales, sino que -sostuvo- debemos impulsar un trabajo intersectorial que incluya abarcar las necesidades de acceso a atención psiquiátricas; un trabajo con las escuelas, con los padres y con los profesores; necesitamos detectar a quienes requieren atención y, a la vez, trabajar en prevención y detección temprana».

Dado aquello, expuso que «el primer trabajo que deberían realizar las escuelas en cuanto a la prevención es acercarse con sus distintos programas de convivencia escolar a los estudiantes: con esto, van a poder identificar a aquellos niñas, niños o adolescentes que requieren atención de salud mental porque pueden estar presentando cuadros de ansiedad, depresión, entre otros, y que necesitan ser derivados a un centro de salud para recibir un tratamiento adecuado».

El segundo paso de este acercamiento debiera ser para prevenir los hechos de violencia y trabajar la convivencia. «Hoy existen diversos programas, que los colegios pueden implementar, que apuntan a la prevención de la violencia y eso no es sólo decir cuáles son las normas de convivencia, sino trabajar para la detección precoz de quiénes pueden ser potenciales agresores, potenciales víctimas y quiénes serán observadores. Con todos ellos hay que trabajar para prevenir».

IDENTIFICAR PERFILES DEL BULLYING
En este contexto, apuntó al bullying, que «es un evento altamente frecuente en la población escolar que involucra a la comunidad escolar en su totalidad», ante lo cual «las intervenciones deben ser en diferentes estratos e implementadas en y por la comunidad escolar». En este sentido, conocer a los estudiantes se vuelve fundamental, puesto que «las causas del bullying son multifactoriales y es por esto que el trabajo debe ser acorde a cada estudiante».

Así, hacer un perfil de los estudiantes es vital para saber dónde y cómo intervenir, ya que los estudiantes que agreden a otros son, por lo general, niños, niñas o adolescentes que son descritos como más fuertes físicamente, impulsivos, tienen poca tolerancia a la frustración, son oposicionistas y buscan la recepción del público o la validación de otros. «Con ellos hay que trabajar estos aspectos, enseñarles a ser amables, a manejar la frustración, sus impulsos y sus necesidades de validación, encaminándolos hacia refuerzos que sean positivos», caracterizó Espoz.

Por contraparte, el perfil de las víctimas de acoso escolar, por lo general, son estudiantes que son inseguros, sensibles, y muchas veces poco asertivos; pueden ser niños o niñas que están más aislados del grupo y pueden ser más ansiosos, inseguros o provocativos en una modalidad agresor-víctima. Son vistos como «diferentes» por el grupo y eso los vuelve un objetivo del bullying. «Con estos estudiantes se debe trabajar su seguridad, pero también en cómo logramos hacerlos parte del grupo. No se trata de no respetar aquellas cualidades que los hacen diferentes y volverlos un estudiante estándar, sino trabajar aquellos aspectos que podrían ser protectores y evitar volverse el objetivo de los agresores», sostuvo.

También es vital trabajar con los denominados «espectadores», aquellos estudiantes que observan las agresiones sin intervenir, pero que frecuentemente se suman al proceso y lo amplifican, detalló el psiquiatra infantojuvenil: «Esto se explica por el fenómeno del contagio social que fomenta la participación en los actos de intimidación, o también por el miedo a sufrir las mismas consecuencias si se ofrece apoyo a la víctima. Algunas estadísticas dicen que cerca del 30% intenta ayudar a la víctima y un 70% se queda inactivo».

«Este trabajo debe ser con toda la comunidad escolar. Con los estudiantes, profesores, paradocentes, padres y apoderados. Todos deben conocer y aplicar los protocolos establecidos, pero también deben ser parte de los programas de prevención. No podemos repetir la violencia entre los estudiantes, pero tampoco situaciones como apoderados buscando defender a sus hijos con palos, o profesores que deciden no tomar acción. La violencia es un problema social, pero que se vive en las escuelas y hoy ese debiera ser un espacio protegido», concluyó el profesional.

Salud mental y discurso presidencial

Hoy el presidente de Sopnia, Felipe Méndez, publicó esta carta en el diario La Tercera comentando el discurso del Presidente Gabriel Boric en relación a Salud Mental. La carta se puede leer en este enlace.

SEÑOR DIRECTOR:

El Presidente Gabriel Boric ha resaltado la importancia de la salud mental, especialmente en niños, niñas y adolescentes, por lo que llama la atención que en su cuenta pública sus anuncios en este ámbito hayan sido tan acotados. Desde la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA) valoramos sus anuncios en construcción de nuevos centros de salud mental y el fortalecimiento del Programa de Apoyo a la Salud Mental Infantil, que duplicará su alcance en comunas y ampliará su cobertura.

Sin embargo, todos estos esfuerzos son insuficientes. La pandemia de salud mental está repercutiendo en toda la sociedad y hoy lo vemos con mayor fuerza en los establecimientos educacionales, por lo que es urgente contar con un acuerdo como país, donde se fortalezcan las habilidades socioemocionales de los estudiantes, con el fin de que los niños, niñas y adolescentes puedan trabajar sus frustraciones desde los distintos espacios.

Hoy es urgente pensar en cómo enfrentaremos esta crisis. Necesitamos un aumento significativo en las plazas de psiquiatría infantil y adolescente en la administración pública, rediseñar la deficiente distribución territorial de profesionales ligados a la salud mental, incluir un foco en niñez y adolescencia, y que todo esto se coordine también con otros problemas como el consumo problemático de alcohol y drogas, que ya eran temas muy complejos en nuestro país antes de la pandemia.

Felipe Méndez
Neurólogo Infantil, presidente de Sopnia.